25.12.10

Josef Albers + Enoch Light

Portada de Josef Albers [1960]

JOSEF ALBERS: artista plástico + ENOCH LIGHT: Músico, director de orquesta, ingeniero de sonido y empresario.

Por Miguel Gómez Losada Originalmente publicado en la sección Discos hermanados, de la edición en papel de la revista Enlacefunk Nº35 Mi Josef Albers favorito no está en los libros de arte sino en las magníficas portadas de discos del sello Command Records. Corría el año 1959, Marilyn enamoraba Con faldas y a lo loco, se popularizaba nuestro Seat 600 y el sonido estereofónico. Rafael de la Hoz modernizaba Córdoba con su arquitectura internacional y Óscar Niemeyer proyectaba Brasilia, coincidiendo en el tiempo con el auge de la Bossa Nova. Eran años de prosperidad, la Segunda Guerra Mundial quedaba atrás y aún faltaba tiempo para el desencanto del postmodernismo. Y en 1959 también: -Franco inaugura el Valle de los Caídos. -Triunfo de la Revolución cubana, Fidel Castro toma el poder. -Marthin Luther King viaja a la India y afirma: “Ghandi es la luz-guía en nuestra técnica del cambio social no violento.” -Picasso tiene 78, Duchamp, 72, Borges 60, Cary Grant 55 años. -Miles Davis 33, y publica Kind of Blues. -Nace Astérix, en la revista Pilote -Josef Albers tiene 71, y su mujer Annelise 60 años.

Portada de Josef Albers [1961]

Josef Albers (1888 – 1976) es conocido sobretodo por sus Homenajes al Cuadrado, pintura abstracta geométrica, hija del constructivismo ruso y la Bauhaus. Fue en esta escuela, La Bauhaus, donde conoció a Anni Albers (Annelise Fleischmann,1899-1994), con quien se casó en 1925. Una historia de amor idílico alrededor de la pintura, los diseños textiles y los viajes exóticos; y en mi imaginación invento en su nombre mil ejercicios de vida, mezclados con otras tantas conversaciones sobre la geometría y el color.

Josef Albers - Estudio para homenaje al cuadrado - óleo / masonite 51 x 51 cm. 1954 Cuando Hitler decidió desmantelar la Bauhaus en 1933 no pudo con su amor. Los Albers emigraron a Estados Unidos, al igual que otros muchos artistas europeos. Enseguida volaron a Méjico por deseo de Anni, apasionada de las culturas prehispánicas y la ornamentación geométrica textil. Los Albers tenían una concepción global del arte, interesándose igualmente por la arquitectura, el diseño, los muebles, la tipografía, la literatura y la docencia; es decir, el arte como punto de vista, como ámbito integrador de la vida. Fruto del amor y la convivencia, sus obras se fueron complementando con el tiempo, alcanzando fuerza y plenitud en su conjunto. Josef Albers, predicador ante todo del arte como evocación y revelación, comenzó su programa artístico en la Facultad Black Mountain College (Carolina del Norte), compartiendo con los estudiantes sus Homenajes al Cuadrado, pintura seriada con ligeras variantes de un cuadro a otro. Albers establecía una comparación con la cocina: “A veces echo más sal, otras menos. Ahí reside la diferencia entre una pintura y la siguiente”. Y es cierto, no salen dos platos iguales aunque se cocine todos los días. Es normal distinguir un rioja de un vino de mesa, y reconocemos un alimento bien cocinado, sabiendo cuál es el punto óptimo de sal. Determinadas especias pueden evocarnos el océano, la montaña, el bosque, o una brisa templada como anticipo del verano. Albers tenía esta sensibilidad para aplicar el color. Pintaba cuadrados concéntricos, repitiendo esta estructura y variando las relaciones tonales. Una ligera mutación de rojo repercutía en la óptica y en la posterior emoción del cuadro. Cuando uno mira el trabajo de Josef Albers sabe que cada color tiene una dosis y un lugar exacto. Quizá esta meticulosidad, refinamiento cromático y actitud musical para pintar, es lo que sedujo a Enoch Light, cuando su hija Julie, y alumna de Albers, les puso en contacto.

Portadas de Josef Albers [1959 / 1960] Enoch Light era otro perfeccionista. Violinista de sesión, director de orquesta, ingeniero de sonido y hombre de negocios; creo en 1959 la discográfica Command Records. Del encuentro Enoch Light – Josef Albers nacieron entre 1959 y 1961 las siete magníficas obras que nos ocupan. Fue una gran aportación a la Historia del Arte del siglo XX. Estos discos significaron una excepción en Albers, especializado en la poética del cuadrado; y aunque ya en los años 30 hiciera unos christmas para su uso personal con motivos redondos, fue en Commands Records donde se lanzó a explorar las posibilidades emocionales del círculo como unidad de repetición. A menudo sucede que lo más interesante en la trayectoria de un artista viene dado por un encargo, o digamos por algún agente externo que a modo de colaboración inocule una variante en su producción habitual. Esta casa de discos popularizó en el mundo entero el sonido estereofónico, concibiendo sus álbumes con una actitud lúdica y didáctica (como si los instrumentos hablasen con muy buena dicción; con efecto ping pong en la percusión, y diálogo respetuoso entre la sección de cuerdas y la de vientos, de un canal a otro, con el fin de fascinar al oyente). Los discos de este sello se podrían etiquetar de jazz ligero -o de ascensor- como se suele decir, Easy listening y también Lounge. La presentación es impecable, como la innovadora doble carátula y libreto, con instrucciones detalladas para la escucha, que incluye colocación óptima de los altavoces, así como una ficha técnica completa de micrófonos, amplificadores y maquinaria sonora empleada en la grabación. Fue pionero en usar 4 canales y el sistema de grabación estéreo en cinta magnética de 35 mm –como en el cine-, que anulaba ruídos y el efecto “wow”. Esta alta tecnología sumada a las portadas de Josef Albers y los sugerentes títulos “Percusión persuasiva”, “Percusión provocativa”, hacen de estos discos una serie de colección, no sólo de buena música, sino de arte del Siglo XX. Tener una edición original de estos siete discos es como tener un grabado de uno de los artistas más influyentes del arte moderno. Quiero llamar la atención especialmente sobre este diseño precursor, que pertenece ya al imaginario global, del que han pasado cuarenta años y sigue de rabiosa actualidad. Commands Records y su director de arte Charles E. Murphy continuaron esta línea gráfica con otros diseñadores, discos que tengo en casa gracias a mi padre, que previamente trajera de Barcelona en los años 60.

Portadas de Josef Albers [1961]

Aunque dos de estas siete obras son música clásica, merece la pena poner aquí la lista completa de Josef Albers para Command Records: Provocative Percussion (Volume 1), 1959

Provocative Percussion (Volume 2), 1960

Provocative Percussion (Volume 3), 1961

Persuasive Percussion (Volume 1), 1959

Persuasive Percussion (Volume 3), 1960

Pictures at an Exhibition, Mussorgsky – Ravel, 1961

Leonid Hambro and Jascha Zayde, Magnificent Two-Piano Performances, Mozart, Mendelssohn, Schubert, 1961 Cuando dejo correr estos elepés en casa me asaltan a la memoria escenas en Cinemascope: Cary Grant sentado en el hall del hotel, disimulando tras un periódico; o preguntando a la recepcionista -con timidez calculada- por su día libre. Es un sonido optimista, jazz suave sin complicaciones melódicas. Son canciones de siempre: Caravana, Brasil, Cuando tu amor se ha ido, La Rumba de Miami, La Cucaracha, Mambo Jambo, Querida mía …, Enoch Light tiene pocas composiciones propias, pero sus versiones de clásicos universales son de lujo, tan buenas que alcanzan identidad propia. Es música de la American way of life; Jazz en un Chevrolet, o un Lincoln, camino del aeropuerto con destino Hawai. Y lo que falta de autoría en este tipo de Jazz lo pone Albers en las portadas, haciendo de estos siete álbumes –insisto-, una cumbre de la abstracción. Y en lo más íntimo, cuando suena Enoch Light y la Brigada Ligera, escapo del tiempo hasta un sábado por la mañana después de terminar las tareas: y ahí está el tocadiscos Dual Bettor, mis padres jóvenes, y una infancia feliz.

Anni y Josef Albers

DR XIV, de Anni Albers 1974. Tinta y lápiz sobre papel (Influencia mejicana)

Obra de Anni Albers (1938), publicada en la revista del Black Mountain College

Nota: Se celebró una exposición sobre las portadas de Josef Albers para Command Records en Minus Space reductive arts, Brooklyn, Nueva York, del 12 de diciembre de 2009 al 30 de enero de 2010