6.2.12

Antoni Tápies




"Sé que voy a ser parcial una vez más. Nunca he dado gran importancia a las relaciones del arte con la "técnica". Siempre recuerdo lo ridículo que me pareció oír a alguien decir que las obras de Beethoven eran "superiores" a las de Mozart porque disponía de una orquesta más perfeccionada "técnicamente". Y con ello no me refiero tan sólo a la música, la pintura y la escultura. Incluso en la fotografía y el cine, que presuponen toda una tecnología, no creo que el valor de sus productos esté en relación directa con una técnica más o menos perfeccionada. Hay pequeños dibujos de Klee o Miró, hechos sin ninguna "técnica", indiscutiblemente muchísimo más emocionantes que las complicaciones de muchas obras cinéticas. Tengo prevención contra todo lo excesivamente tecnificado. Estamos tan rodeados de máquinas y productos indistrializados, que, a la inversa de lo que piensan algunos, creo que las obras de arte deben desempeñar el papel de hacernos volver la mirada a las cosas "naturales". Me ha desagradado siempre todo lo sofisticado y excesivamente elaborado. El hombre, a pesar de tanto invento, no ha de olvidar que tiene sus raíces en realidades elementales. Creo que las últimas tendencias, no sólo en arte sino en multitud de actitudes ante la vida, me dan la razón. Lo que algunos creían una evasión romántica de retorno a la naturaleza se ve hoy como una necesidad imperiosa de sobrevivencia ante la polución y el desequilibrio ecológico que acarrea la sistemática destrucción que llevan a cabo la tecnología y el industrialismo del provecho."

[Antoni Tápies, 1923-2012, en el libro Arte abstracto y arte figurativo. Biblioteca Salvat de grandes temas. Barcelona 1973]