28.2.12

Te recuerdo al sol

Preparar una exposición durante varios meses se convierte en unidad de tiempo, donde los días no importan sino las emociones que se suceden mientras dura el trabajo. Es como la temporada de caza de los bosquimanos, que delimita un único tiempo de vida donde lo variable está dentro de la constante. La inauguración cierra ese fragmento de vida. Luego los cuadros acaban dispersándose, escapando a ese espacio temporal donde se hicieron. Y queda un catálogo, o un vídeo doméstico como éste, a modo de palabras en una lápida para resistir al olvido.