3.8.12




Pintar es un ejercicio de intuición constante, es preguntarse todo el rato si lo que va saliendo resuena en la idea primera, si le hace eco, si vamos bien. Es una discusión entre seguir y saber parar, entre poner y borrar. Pero se avanza, es una extraña concordia manual que da camino, como una expedición donde cada pincelada lleva la esperanza incorporada, la conquista, el final feliz. Porque uno quiere un cuadro con la técnica bienavenida, llevarse bien con él. Luego está si el cuadro molesta, si te cura, si está preocupado, si dice y qué dice, pero eso es otro tema, palabras mayores. La pintura hecha a mano es una suma de gestos que quedan, el registro de una agitación, grabarse la voz. Es una evaluación continua, mirar a cada poco la diana. Pintar es lograrte mejor, ser mejor, arreglar el entuerto, poner peso en el lado bueno, es la levadura al pan, pero sobretodo, pintar es dar para la vista. Pintar es un perro cavando un hoyo, sacar el hueso. Pintar es aceptar que de primeras no sabes porque aún no ves el acierto, tienes que llegar a él. Y resulta que está la mismidad, confianza en uno mismo, para que todo ese proceso avance por su cuenta, un traslado porque sí, como un deslizamiento, un volar. Quizá sea un instinto poético, o sin poético, esa cosa migratoria de saber llegar, ese sentido de las tortugas que las precipita desde el desovadero hasta el agua. Y luego miras y te da alegría porque antes de pintar no tenías nada, ahora tienes el cuadro y te sientes prolongado. Pero esto es raro que pase. El cuadro se descarría por no haber estado atento, por distraerse, pintando sin pastor, perdiéndolo de vista. Ayer pinté de más, salí a la calle pensando que estaba acabado, y qué va. Hoy creo que sí. [8. 8. 2012, 20:30h]

Conjunto residencial
Óleo / lienzo, 200 x 200 cm
Miguel Gómez Losada 2012


En el proceso de Conjunto residencial, con Manuel Garcés Blancart. [2 agosto 2012]

La dificultad de pintar es superar esa inercia de querer poner muchas cosas en el cuadro, vencer la idea de que pintar más es pintar mejor. Al revés, pintar bien es saber parar a tiempo. Prestar atención a cuándo una cosa queda dicha, y saber callar. Acordarse de que no por hablar mucho se dicen más cosas. Sigamos aprendiendo. [Miguel Gómez Losada, 24.5.2012]